En Ciudad Guayana sobra la basura pero falta el agua

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Transparencia Venezuela, 17 mayo 2018.- Los colmos de Guayana. Ser la ciudad “planificada de Venezuela” con uno de los peores servicios de aseo urbano del país y estar al margen de los poderosos ríos Orinoco y Caroní y no tener agua.

“Aquí nada sirve”, “ningún servicio funciona”, “el agua llega un día sí tres días no”, “tengo años que no sé qué es el aseo”. Estas fueron las frases más educadas que algunos guayaneses utilizaron para describir cómo funcionan estos servicios en esta región al sur de Venezuela; otros optaron  por groserías que no podemos repetir.

Los días en el municipio Caroní transcurren entre montones de basura que la Alcaldía Socialista Bolivariana de Caroní (Alsobocaroní) promete limpiar y fallas en el servicio de suministro de agua que la Hidrológica del Estado Bolívar (Hidrobolívar) dice que va a solventar.

¿Qué pasa con el agua? 

El problema con el servicio de agua en el municipio Caroní ha sido progresivo y ya no es exclusivo de zonas populares. Y este año, en particular, las cosas parecieran haber empeorado.

Entre finales de mayo y principios de abril, las tres parroquias de Puerto Ordaz -Cachamay, Universidad y Unare– estuvieron sin servicio por más de cinco días, a los que le fue peor llegaron a 11. A partir de ese momento, el suministro ha sido intermitente o con poca presión, esto sin contar las interrupciones, fallas, cortes o como lo llame Hidrobolívar, que antecedieron esta irregularidad.

A principios de marzo le había tocado a San Félix. Cinco días sin agua. En ambos casos hablaron de sabotaje.

Pero, a decir verdad, diariamente las redes sociales se convierten en centros de denuncias. En Las Américas (San Félix) no tienen agua desde hace meses; en la parte alta de San Félix el líquido llega turbio; en Las Batallas (San Félix) denunciaron una semana sin el servicio; en 11 de Abril y 25 de Marzo cumplieron cinco años sin suministro normal por tuberías.

Los reclamos continúan en Villa Central (Puerto Ordaz), donde el agua se va a cada rato; en Los Mangos (Puerto Ordaz) donde suspenden el servicio hasta por 20 horas; en El Tiamo (Puerto Ordaz) donde hace poco estuvieron cinco días sin agua.

Pedro Acuña, presidente del Colegio de Ingenieros Seccional Guayana, informó que recientemente -hace mes y medio- acudieron a la Defensoría del Pueblo para solicitar una reunión coordinativa con funcionarios de Hidrobolívar; todavía están esperando respuestas.

“El problema con los servicios públicos es que han llegado a niveles de saturación porque durante muchísimos años en Guayana, se ha abandonado la planificación, el control y la programación del mantenimiento y crecimiento de los sistemas”.

Acuña explica que todos los servicios deben ser planificados por lo menos con 20 años de anticipación, para garantizar su capacidad redundante, no solo para satisfacer las demandas actuales, sino también a futuro.

El presidente del gremio de ingenieros acusa a personal de la hidrológica de ocultar la verdad a los usuarios, en lo que respecta a la magnitud del problema que, según él, es de todo el sistema, incluyendo algo tan delicado como la potabilización del agua.

Todos los días es la misma historia, solo cambian los escenarios, las horas, el periodo y las excusas de la empresa. La conclusión de Acuña es que simplemente se perdió la capacidad instalada. 

Lo peor del caso, según el ingeniero, es que se siguen aprobando desarrollos habitacionales de la Gran Misión Vivienda Venezuela sin la planificación que esto amerita. “Se sigue descargando agua sin tratar al lago de Macagua, se siguen autorizando proyectos no autorizados por el Colegio de Ingenieros en áreas que saturan el servicio en el resto de urbanizaciones que ya están consolidadas”.

Según Acuña, el problema en Ciudad Guayana es tan grave que “aquí no debería construirse ni una sola vivienda más porque no hay disponibilidad de servicio de aguani disponibilidad de servicio eléctrico, ni disponibilidad del manejo de las aguas negras que van a ser descargadas, ni disponibilidad de mejora del servicio de transporte o movilización”.

Juan Pérez (nombre ficticio) tiene varios años trabajando en Hidrobolívar y en un principio estaba reacio a hablar, pero luego accedió a responder varias preguntas:

¿Por qué están ocurriendo tantas fallas en el servicio de agua?

-Hubo dos fallas por sabotaje. Una por extracción de cable en el Golfo 2 en el Acueducto de Macagua, San Félix, se robaron 1.500 metros de cable de 700 mcm. La segunda fue que tiraron un objeto en una barra de alimentación del transformador y se quemaron unos cables en la Estación Golfo 7 en Puerto Ordaz. Además, se puede decir que hay falta de inversión y mantenimiento con administraciones anteriores.

-¿Qué factores afectan más el servicio?

Morosidad. El bajo costo de la tarifa de agua es un factor fundamental, porque la gente no paga lo que corresponde y en algunos sectores no pagan. Algunas mensualidades son de 300 bolívares, el residencial que es el más barato, cuando un garrafón de agua vale 50 mil bolívares. La desinversión también se nota, aunque actualmente con apoyo de las Empresas Básicas, sobre todo Sidor, se ha visto el trabajo.

-¿Cuáles son los acueductos y plantas de tratamientos más afectados?

-Los de El Callao y el resto del sur del estado Bolívar, por falta de inversión y mantenimiento. Ahora es que hay proyectos de mejora.

-¿Cuántos acueductos y hay en Caroní y cuáles están activos?

-Cuatro acueductos. Acueducto Industrial que surte Core 8, Empresas Básicas, El Caimito y zonas de Alta Vista; Acueducto Toro Muerto que es para Universidad y Cachamay; Acueducto Macagua para Simón Bolívar, Dallá Costa, 11 de Abril, Vista al Sol y Chirica y Acueducto UD 128 para parte de 11 de Abril y 25 de Marzo y parte de vía a Río Claro. Todos están funcionando.

-¿Cuáles son las fallas más recurrentes?

-En tiempo de lluvia son por las caídas de tensión por Corpoelec. En tiempo sequía pueden ser por colapsos de bombas o motores, debido al tiempo de trabajo. Pero todo es por lo general caídas de tensión de Corpoelec y si son recurrentes van afectando poco a poco hasta que colapsan.

-¿El agua que está llegando a los hogares de Ciudad Guayana recibe el tratamiento adecuado?
-No, el tratamiento adecuado no.

Este último punto en particular es un dolor de cabeza para los guayaneses, pues los casos de afecciones gastrointestinales se han vuelto comunes y, no es para menos, si el agua se consume “cruda”.

Quienes pueden ha optado por el agua embotellada, pero es un gasto constante y que, como todo lo demás, sube a una velocidad alarmante. Un botellón de 18 litros -que puede durar menos de una semana- cuesta alrededor de 100 mil bolívares y una garrafa de agua mineral de 5 litros más de 400 mil bolívares.

Juan Pérez también habló de inversión mal orientada, es decir, dinero que se ha aprobado para mejorar el servicio, pero que finalmente va a parar a otras cosas que no son prioridad.

Y según el presidente del Colegio de Ingenieros Seccional Guayana, “aquí no se ha agregado un litro más en capacidad de producción, en tratamiento y distribución de agua potable, pero además de eso tenemos que más de 30% de los equipos instalados -en los acueductos- no están disponibles”.

De ciudad planificada a ciudad basurero

“La ciudad es un chiquero”, “da lástima ver cómo Ciudad Guayana está tan sucia”, “es un horror ver cómo la ciudad está tan descuidada”. Así continúo la encuesta sobre los servicios públicos, pero en específico del aseo urbano.

Montañas grandes, pequeñas y medianas de basura en todas partes, ya no solo en sectores alejados, no en sectores populares, sino en el centro, en las calles, en las avenidas, frente a establecimientos de comida, cerca de centros comerciales.

A veces limpian pero no es suficiente, los desechos vuelven a aparecer en un abrir y cerrar de ojos y algunos vecinos aceptan su responsabilidad. “El problema es que el aseo no sirve, pero la gente tampoco ayuda y echa la basura donde quiere”, reconoce Rosa Sánchez, habitante de la parroquia Unare.

Evelyn Barceló, quien estuvo a cargo de la Corporación de Servicios Patrióticos, dependencia de la Alcaldía de municipio Caroní, entre el 2004 y 2008, durante la tercera administración de Clemente Scotto, enumera las razones por las que el aseo urbano no funciona: el relleno sanitario está 30 metros por encima del nivel donde debería estar, se ha perdido el control sobre las estaciones de transferencia y no hay compactadoras suficientes.

Barceló explica que el problema es que la ciudad ha crecido, pero no así la planificación de los servicios públicos y que simplemente los planes no se han cumplido. “Se perdió todo, se perdieron los controles, no hay procesos de contratación”.

Recuerda que durante su tiempo en la municipalidad, existía un plan de recolección en las comunidades, que incluía tres turnos: de 7:00 de la mañana a 3:00 de la tarde; de 3:00 de la tarde a 11:00 de la noche y de 11:00 de la noche a 7:00 de la mañana, “porque no se puede recoger la basura en todas partes a las mismas horas, por ejemplo en las avenidas, es mejor hacerlo de madrugada”.

Según Barceló algo que no ha cambiado mucho son las zonas con mayores problemas en cuanto acumulación de basura. Destaca las parroquias Simón Bolívar, Chirica, Cachamay y Unare como las más sucias y hace énfasis en los sectores cercanos a los mercados municipales.

¿A dónde van los desperdicios?

 

El cierre y saneamiento del famoso vertedero de basura en Cambalache, lo prometió el Ministerio de Ambiente a mediados de 2013. A finales de 2014, pero por presión de los vecinos, pasó lo primero -el cierre- pero se quedaron esperando por lo segundo -el saneamiento-.

Luego, el Ministerio de Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo informó que las más de mil toneladas de basura que se producían en Caroní iban a ser depositadas en la Zona Industriar Cañaveral, mientras realizaban los trabajos para el nuevo relleno sanitario Las Margaritas, ubicado en el kilómetro 70 de la carretera vieja hacia Ciudad Bolívar.

Después, en julio de 2016, la Gobernación del Estado Bolívar anunció la construcción del relleno sanitario en Cañaveral, con una inversión de 2 mil 500 millones de bolívares, en una zona que estaba destinada inicialmente para el desarrollo industrial.  

“Guayana se ha convertido en un vertedero de basura, aquí no hay relleno sanitario, esos proyectos que tienen no tienen incluido lo concerniente al impacto ambiental, no han pasado por el colegio para que sean visados y quieren imponer”, expresa Pedro Acuña.

El ingeniero resalta que el lugar que han decidido para el nuevo relleno sanitario, “lejos de resolver el problema, es una zona que contaminaría un cuerpo principal de agua como es el río Orinoco; lo que hicieron fue trasladar el problema y en realidad eso no es un relleno sino un simple vertedero a cielo abierto”.

El aseo, ¿se paga o no se paga?

 

El pago por el servicio formal de aseo urbano pareciera haber sido siempre simbólico. Barceló recuerda que lo que cobraban mientras ella estuvo al frente de la Corporación de Servicios Patrióticos no alcanzaba ni para el mantenimiento de las unidades, para lo que tenían que aprobarse partidas especiales.

Sin embargo, cree que luego de que -en 2012- el ex alcalde José Ramón López informara que el servicio, que se pagaba en el mismo recibo de la electricidad, sería gratuito, las cosas empeoraron. Algo que vale la pena destacar de esa decisión, es que en ese momento el funcionario reconoció que podían seguir cobrando por algo que sencillamente no se estaba haciendo.

La falta de camiones recolectores y la imposibilidad de reparar aquellos que estaban dañados gestó un nuevo servicio informal. Personas con camionetas y camiones pequeños comenzaron a recorrer las comunidades para llevarse la basura, pero cobrando hasta hace poco, entre 5 y 15 mil bolívares -en efectivo- por bolsa.

Pero, la crisis alimentaria también los afectó y, de un tiempo para acá, en algunas zonas, estas personas comenzaron a pedir comida a cambio del servicio: un paquete de arroz, un kilo de pasta o incluso algo ya preparado para calmar el hambre de la jornada. 

Según Barceló, durante su tiempo en la Alcaldía de Caroní, llegaron a trabajar con una cooperativa que recogía los desperdicios en algunas rutas, la diferencia es que estos desechos eran depositados en estaciones de transferencia y a ellos la municipalidad les pagaba por peso.

Ahora, aunque no hay una denuncia formal, un secreto a voces es que las estaciones de transferencia pasaron a ser las calles y avenidas de la ciudad, así como las cárcavas y cualquier espacio abierto, en cualquier comunidad.

Luego de la Corporación de Servicios Patrióticos, vino Corpo San Félix y la más reciente apuesta es el Sistema Urbano de Procesamiento, Recolección y Aseo de Guayana (SupraGuayana).

Esta empresa, con una inversión de 4 millones de dólares -Gobierno nacional- y 30 mil millones de bolívares -gobierno municipal-, fue anunciada en noviembre de 2017, pero comenzó operaciones formalmente en mayo de este año, con horarios específicos de recolección.

El día antes que arrancaron las operaciones formalmente -el 3 de mayo de 2018- el alcalde del municipio Caroní, Tito Oviedo, dejó claro que se cobraría el servicio, tanto el residencial como el comercial, pero que esperaban para definir la tarifa.

La promesa, con 30 compactadoras, es recoger mensualmente 9.840 toneladas de desechos sólidos entre Puerto Ordaz y San Félix. Pero, para el 2014, El Movimiento Ecológico de Venezuela calculaba que Ciudad Guayana generaba alrededor de mil 200 toneladas de basura diarias. Entonces, las cuentas no cuadran.

Y con respecto a la disposición final de los desperdicios, para optimizar el sistema de transferencia, existen varias propuestas. Según nota de prensa de la alcaldía, una de las ideas es “utilizar las gabarras para transportar desechos sólidos por el río Orinoco o la vía férrea de Ferrominera Orinoco con vagones, que tiene una ruta cera del área designada para tal fin”.

A juzgar por las reacciones en las redes sociales, los guayaneses no están complacidos con el servicio y se quejan, además, de tener que pagarle a los recolectores, también en efectivo.

“Supuestamente con 30 compactadoras para la recolección de basura…Los trabajadores no usan uniformes, guantes y materiales de protección…En Puerto Ordaz y San Félix no hay containers para depositar los desechos”, escribió Iván José Romero el 12 de mayo de este año.

Después de todo, ¿hay soluciones?

 

Pedro Acuña, presidente del Colegio de Ingenieros Seccional Guayana, asegura que el gremio tiene proyectos para todo, para absolutamente todos los problemas que existen en la ciudad, incluyendo agua y aseo urbano.

Los problemas para ejecutar estas propuestas son varios, uno de ellos es que las autoridades se niegan a reconocer que son los responsables y, además, no tienen la disposición de trabajar con profesionales que no sean de su misma corriente política. Una vez más, el bienestar de la ciudadanía queda relegado a segundo o tercer o cuarto plano.

El trabajador de Hidrobolívar, Juan Pérez coincide con Acuña en lo que respecta a la necesidad de inversión en materia de agua. “Se necesita una inversión grande del gobierno central, porque la ciudad ha crecido y la capacidad de los acueductos es la misma de hace años. Además, hay que ajustar el precio de las tarifas, se cobra muy poco por el servicio.

Y sobre este último punto hay mucha tela que cortar, pues los montos son irrisorios y tan desfasados que en una casa de Villa Colombia, por ejemplo, se pagan Bs. 300, no Bs. 300 mil, sino Bs. 300 y en un conjunto residencial de Alta Vista, de tres torres, con 57 apartamentos, Bs. 38.874,00, en total.

Sin embargo, Acuña es tajante al respecto “antes de exigir un incremento o un ajuste de las tarifas, se tiene que prestar un servicio adecuado, eso es en todas partes del mundo”. El ingeniero finaliza diciendo que “sin servicios, no puede existir la garantía de una tarifa justa o de un pago adecuado y oportuno”.

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