Los CLAP: La dominación se entrega puerta a puerta

El 3 de abril de 2016, el Presidente Nicolás Maduro anunció oficialmente el nacimiento de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), los cuales –en conjunto con MERCAL, PDVAL, Consejos Comunales y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana-, constituirían los actores principales de una estrategia para reorientar el desarrollo de la Misión Alimentación.

Bajo el Decreto Nro. 2.323, (en el que se declara el Estado de Excepción y de Emergencia Económica en todo el país. G.O. Nro. 6.227 Extraordinario, del 13/05/2016), se consagra que la garantía de “la correcta distribución y comercialización de alimentos y productos de primera necesidad”, corresponderá a los CLAP“incluso mediante la intervención de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los órganos de seguridad ciudadana…”.

Asimismo, se indica que en el marco de la declaratoria del Estado de Excepción y de Emergencia Económica, el Ejecutivo podrá “Atribuir funciones de vigilancia y organización a los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP), a los Consejos Comunales y demás organizaciones de base del Poder Popular, conjuntamente con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Policía Nacional Bolivariana, Cuerpos de Policía Estadal y Municipal, para mantener el orden público y garantizar la seguridad y soberanía en el país.”

Los CLAP se insertan en un aparato burocrático que incluye al Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, el  Sistema de Distribución y Abastecimiento Popular, 24 Comandos Estadales de Agroalimentación, Unión Nacional de Mujeres, Frente Francisco de Miranda, Comunas,  Consejos Comunales, UBCH, parroquias, familias, manzanas y manzaneros.

El programa consiste en la distribución de bolsas o cajas de alimentos que se venden a cada familia previamente inscrita a través de los mecanismos correspondientes, los cuales en las etapas iniciales del programa eran administrados por los Consejos Comunales; sin embargo, hoy en día la gente se refiere a estas instancias responsables del proceso logístico como los CLAP, de modo que ya no incluye solo los productos que se entregan, sino la estructura de captación, acopio y distribución de esos productos.

Las bolsas eran “armadas” por los responsables de la distribución, en tanto que las cajas vienen ya dispuestas y selladas por otras instancias distintas a la comunidad a la que finalmente llegarán.

La base de los CLAP es el censo casa por casa que se levanta cuando el proceso va a comenzar en una comunidad determinada, pues a partir de allí se construye la base de datos de beneficiarios. Un responsable por familia acude a dejar sus datos en representación del resto de los miembros y es quien, de allí en adelante, se ocupará de incorporarse al circuito hasta que los alimentos lleguen al hogar.

En general, aunque hay ciertas variantes en algunas zonas, los CLAP se articulan de la siguiente manera: cada uno está integrado por cinco personas que deben cumplir ciertos requisitos como estar inscritos en el PSUV y pertenecer al Frente Francisco de Miranda o a la Unión de Mujeres. Uno de ellos será el vínculo entre el CLAP, el Consejo Comunal y la comuna del lugar.

El Consejo Comunal y el CLAP elaboran el censo casa por casa y configuran la lista de familias que recibirán los productos. Esta lista, fragmentada por sectores, es entregada a los manzaneros, que trabajan en conjunto con las UBCH y reciben de las familias que quedan bajo su jurisdicción el dinero en efectivo o las transferencias en el Banco de Venezuela o Bicentenario para pagar las cajas. El dinero en efectivo y los comprobantes de transferencias son recogidos por el coordinador de sector, quien lo entrega al coordinador de área, encargado de hacer el depósito, consolidar los comprobantes y entregarlos en los centros de acopio y distribución. Se prevé que las familias que tienen un número de miembros mayor a seis, recibirán dos cajas. Adicionalmente a este pago, cada vez que hay entrega las familias deben cancelar entre Bs. 2.000,00 y Bs. 3.000,00 en efectivo para cubrir gastos logísticos como el alquiler del camión que traslada los productos, la gasolina y los alimentos del chofer.

Es la comuna la encargada de avisar cuándo van a llegar las cajas a los Consejos Comunales y los CLAP. Cuando eso ocurre, los camiones pagados por los vecinos van al centro de acopio que les corresponda, presentan los comprobantes de depósitos y transferencias y allí se retiran las cajas de acuerdo al número de comprobantes entregados. Cuando los camiones –custodiados por la milicia- regresan a las comunidades, los coordinadores entregan las cajas a los manzaneros, quienes se encargan de llevarlas a manos del representante de cada familia, el cual debe completar sus datos y firmar una planilla. Desde el mes de octubre los datos a llenar en la planilla incluirán el número del Carnet de la Patria.

La planilla solicita los siguientes datos:

– Nombre y apellido.
– Cédula.
– Vivienda.
– Carnet de la patria.
– Código.
– Nro. de cajas.
– Firma.
– Huella.

“Un manzanero, por lo general, no se ocupa de más de 15 familias. Se hace en grupos pequeños para poder controlar mejor todo el proceso. Yo conozco bien a todas las que me tocan a mí, así nadie me puede meter coba; que si yo pagué, que si en mi casa viven seis, que a mí no me la entregaron… Uno vigila su zona y sabe todo lo que pasa”, comenta una manzanera de la zona de La Piedad Norte, en Cabudare.

Ante la pregunta acerca de si todos pueden acceder a la caja CLAP, comenta convencida: “Mira, es imposible que alcance para todos. Entonces, siempre se favorece más al que apoya, que ayuda, al que cuando hay que estar con el Presidente va y no porque esto sea político, sino porque si esto llega es por él, entonces hay que ser agradecido, ¿no? Una gente que está en contra, entonces que tampoco pida la bolsa, porque no es justo”.

Según el testimonio de una manzanera de la parroquia José Gregorio Bastidas, de Cabudare, “…a los empleados públicos les llegan las cajas al sitio donde trabajan. En CANTV les llevan hasta pernil bien barato, y en diciembre del año pasado (2016) yo misma vi llegar perniles que entregaron a todo el personal del Hospital Pastor Oropeza. Esa gente está resueltísima; les llega también Mi Casa Bien Equipada con artículos como neveras, aires acondicionados y lavadoras”.

El circuito clientelar no se limita solo a las cajas; configura una cadena que  incluye otro tipo de bienes. Las panaderías populares de los CLAP anunciadas por Maduro en febrero de 2017,  así como la distribución de 10 millones de  juguetes de Navidad a partir del 20 de diciembre, según anunció Maduro, también forman parte de este conglomerado que crece aceleradamente y que tiene como eje central de su funcionamiento la presentación del Carnet de la Patria para poder acceder a bienes, productos y servicios.

Respecto al pago, Freddy Bernal, ministro para la Agricultura Urbana y jefe nacional de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, afirmó que se iniciará un plan piloto de pago electrónico en Aragua, Cojedes y el Distrito Capital para mejorar el servicio a través de los 32.000 CLAP que, según el ministro, existen en todo el país. Nicolás Maduro anunció el pago electrónico el 12 de noviembre e indicó que el método se basará en el código QR que posee cada carnet, y que será activado a través de un software de validación de la Billetera Móvil. Los cobradores comunales de los CLAP, podrán cobrar de manera electrónica gracias a la colaboración de empresas chinas. Por ahora, continúa la forma habitual de cancelar.

La marca es cercana, evidente, asumida como parte de la estrategia, tal como ocurre en el fútbol, y la gente lo acepta como natural en un proceso que ha sido diseñado para que quien no esté dentro, sepa que no tendrá acceso a beneficios ni derechos. Todos quieren –y necesitan- sentarse a esta mesa.

El apalancamiento de una política pública construida sobre la necesidad más imperiosa del ser humano, la que marcó la evolución de la humanidad, esa que está en el ADN biológico e histórico de los pueblos como es la lucha contra el hambre y por la vida, se evidencia cuando se conocen cifras como las que ofrece Ratio Ucab a través de @UcabRatio el 13 de noviembre de 2017:

Asimismo, Eugenio Martínez afirma en su cuenta Twitter @puzkas el 10 de diciembre de 2017:

Esto configura una enorme masa de personas de alrededor de 13 millones de personas vinculadas por necesidad a los CLAP.

¿Qué productos incluyen las cajas de los CLAP? ¿A cuáles comunidades llega y a cuáles no? ¿Cuántas familias se benefician? ¿Qué cantidad de alimentos se distribuyen? ¿Cuál es la inversión en el sistema de distribución? ¿Cuál es la estructura de compras de los alimentos importados? ¿De dónde vienen?, son preguntas sin respuesta para los ciudadanos.

El contenido de las cajas es siempre una sorpresa. Los beneficiarios nunca saben cuáles son los alimentos que les van a llegar, y cada vez más los productos provienen de países como México, Panamá, Nicaragua o Brasil. En ocasiones incluyen harina, aceite, pasta, arroz, algún grano y leche. La proteína parece haber desaparecido hace mucho tiempo, pues las bolsas anteriormente traían sardinas, carne y pollo, pero esos alimentos ya no son incluidos. La gente se queja de que en muchas ocasiones, la harina viene de México y es adecuada para hacer tortillas, pero no para hacer arepas. La posibilidad de escoger no viene en estas cajas. Esta semana, en Yaritagua, el CLAP costó Bs. 49.000,00 e incluyó harina de maíz (4), harina de trigo (2), aceite (1), azúcar (1),  frijol (1), pasta (1), mantequilla (1). Informa una beneficiaria que los productos son más o menos los mismos, pero cada vez cuestan más y que hace más de un año no incluyen leche. El mismo Freddy Bernal, Jefe del Centro Nacional de Comités Locales de Abastecimiento y Producción, ha reconocido que buena parte de los productos son importados, pero lo atribuye a que las empresas juegan al desabastecimiento en el país.

Hay muchas urbanizaciones a las cuales las cajas no llegan, y eso básicamente depende del consejo comunal. Si sus miembros consideran que estos vecinos viven de determinada manera, pueden considerarse clase media, estiman que sus necesidades están cubiertas o simplemente no los incorporan al mapa de potenciales beneficiarios, no recibirán las cajas. Lo cierto es que el criterio para ser beneficiario del CLAP no está nada claro.

Hay muchas urbanizaciones a las cuales las cajas no llegan, y eso básicamente depende del consejo comunal. Si sus miembros consideran que estos vecinos viven de determinada manera, pueden considerarse clase media, estiman que sus necesidades están cubiertas o simplemente no los incorporan al mapa de potenciales beneficiarios, no recibirán las cajas. Lo cierto es que el criterio para ser beneficiario del CLAP no está nada claro.

Bernal reconoce también que hay las llamadas “zonas de silencio” a las cuales la caja llega muy esporádicamente o no llega. En Lara, hay “zonas de silencio” como Río Claro, Las Clavellinas, La Concordia, El Roble, Av. Los Abogados, El Recreo, Nueva Segovia, Calle 55, Barrio El Caribe, Carrera 28, Campo Verde  (Barquisimeto, Municipio Iribarren), La Mata, La Piedad Norte (Cabudare, Municipio Palavecino), Sabana Grande (Carora), Padre Orenis (Duaca, Municipio Crespo), Villa Guadalupe (Municipio Jiménez), La Carabinera (El Tocuyo, Municipio Morán) entre otros.

¿Quiénes son los beneficiarios? Hay de primera y de segunda. Los habitantes de apartamentos de Misión Vivienda son los que al parecer, reciben la caja con mayor regularidad, cada 30 o 45 días.   El 16 de marzo de 2017, el diario El Impulso reportó una protesta en la zona de Durigua, pues se notificó a los habitantes que las cajas solo se entregarían a los propietarios de viviendas y no a familias adicionales que allí habiten, con lo cual 16 familias del pueblo quedaron excluidas del circuito de distribución.

También se han reportado hechos extraños o irregulares, por decir lo menos. El 5 de noviembre de 2017, la Prensa de Lara publicó el hallazgo de 500 cajas del CLAP vacías en las cercanías del Obelisco de Barquisimeto, cerca del mercado –sector El Sisal-,  en perfecto estado pero sin el tirro de embalar. Según una vecina ya son dos domingos en los cuales un camión 350 sin identificación descarga cajas en la zona. Una beneficiaria declaró para Transparencia Lara que en ocasiones, cuando alguna familia no compra la caja, el manzanero lo anota igual, la paga y la recibe pero no la entrega, sino que la revende a precios del mercado paralelo.

¿Y respecto a la información relativa a alimentación que se brinda a los ciudadanos?

En Lara existe una cuenta de Twitter ClapGestionPerfecta, @CDRA_Lara, con la misma nomenclatura de la cuenta de la almiranta Carmen Meléndez, @gestionperfecta, que se identifica como “Cuenta Oficial para recibir denunciar de irregularidades. El objetivo es fortalecer la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro”; sin embargo, su última actividad fue el 13 de septiembre de 2016.

También hay otra cuenta, @VozdeLaraClap, identificada como la cuenta oficial del Clap Voz de Lara, “haciendo patria desde las catacumbas del pueblo”, pero su información fundamental es político partidista o referida a las Ferias del Campo Soberano. En otros municipios distintos a Iribarren (Barquisimeto), la situación es la misma.

En la cuenta @Clap_Palavecino, la última información sobre alimentación se colocó en abril de 2017, el resto del año se dedicó a informaciones políticas y propaganda partidista. La cuenta @ClapCentro no reporta actividad relativa a los CLAP como no sea asociada a la candidatura de Carmen Meléndez a la Gobernación de Lara, el 27 de agosto o un taller para formar comunicadores de los CLAP y “enfrentar así la guerra económica”. En @CLAPSJIMENEZ1, solo en el mes de junio se hace alusión a la entrega de unas cajas CLAP en la parroquia Tintorero.

Estas cuentas, claramente, no son un canal de información, de denuncias o de rendición de cuentas.

La estructura del CLAP, en la práctica, se funde con la estructura del partido en una lógica en la cual Estado-Partido-Gobierno funcionan como una unidad, dejando de lado una concepción de la política pública según la cual el acceso a bienes, productos y servicios de primera necesidad que atienden directamente a la reproducción de la vida, debe ser garantizado a todos los ciudadanos por el simple hecho de serlo, atendiendo a sus requerimiento y legítimas necesidades.

Confirmando este hecho, el domingo 3 de diciembre, Nicolás Maduro, en su programa por VTV Domingos con Maduro desde el Poliedro de Caracas, informó que a partir de ese momento todo se haría con el Carnet de la Patria: “Asistieron viernes y sábado 475.530 compatriotas a sacar el Carnet de la Patria de los cuales 354.637 sacaron el carnet por primera vez y el resto fue a reponer el carnet porque se le había perdido. Tremenda angustia. Porque con ese carnet vamos a hacer todo de ahora en adelante. Todos los programas, bonos, misiones y planes de protección con el carnet. Y lo que viene de enero en adelante… que no lo voy a adelantar”

Maduro anunció la creación del “Plan especial de apoyo financiero a la familia de las CLAP” con el Carnet de la Patria y reveló que a partir de enero le van a dar un apoyo especial a la familia de los CLAP. Asimismo, comentó que “crear los CLAP es lo más maravilloso que se me ha ocurrido” y planteó la necesidad de combinar Ferias del Campo Soberano, CLAP y Carnet de la Patria para beneficiar a los 6 millones de familias a las que –según él- se atienden actualmente.

Los procesos electorales son el perfecto laboratorio para comprender cómo actúa este triángulo perverso. Ese día, las personas votan, de allí se dirigen al “punto rojo” de costumbre, hoy llamado “punto tricolor”. Entregan su carnet, se escanea y la imagen es enviada en tiempo real a un centro de recepción, se firma una planilla que va al PSUV –según nos expresan los mismos firmantes-, y ya cumplido el proceso,  pueden retirarse con su carnet nuevamente. Si su carnet no aparece escaneado ni su firma en la planilla, corre el riesgo de que se le retire algún beneficio que esté recibiendo por vía del circuito oficial de distribución de productos, bienes y servicios. De este modo, la asociación entre carnet, voto y beneficio es directa e inmediata, máxime cuando escuelas que luego serán sede de centros electorales, son utilizados previamente como espacios para la obtención del Carnet de la Patria.

Una vecina de Agua Viva comenta para Transparencia Lara que los días de votación la gente se desvía para no transitar cerca de los “puntos azules” de la oposición, por el temor a ser señalados como “escuálidos” y perder algún beneficio. Comenta: “Los mismo vecinos pidieron que se retiraran los puntos azules de las zonas de Vallecito, Las Cuibas y Las Tunas por temor a ver en riesgo su acceso a las cajas y otros beneficios. Nos explica que en sectores donde los Consejos Comunales son más radicales, hay amenazas y chantajes sobre las personas.

Otras vecinas de La Concordia y Bararida indican que “donde hay CLAP no se puede hablar mal del gobierno, porque te friegan. Yo sí conozco gente que no se la dan por ser opositor, y se lo dicen así mismo, que eso no se lo van a dar a gente que le echa broma al gobierno, y que si son opositores se busquen su propia comida”.

El Carnet tiene poder, y la alimentación no es un derecho, sino un beneficio que se otorga discrecionalmente según lineamientos que pueden venir desde el Presidente de la República o el ministro respectivo hasta el coordinador o manzanero de una comunidad determinada. Esa discrecionalidad es justamente la que garantiza que todos sean potenciales beneficiarios o potenciales excluidos y que, ante una escasez de alimentos que ya es crónica y cada vez más extendida, la vulnerabilidad sea la llave de la intimidación, la opresión y el miedo que garantiza no los alimentos, sino el voto que reproduce el poder.

Sin Carnet, no hay paraíso….

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