Pueblo Nuevo, estado Mérida. Imagen cortesía de Mérida Digital

El último día del año 2016, varios vecinos de la populosa comunidad de Pueblo Nuevo, ubicada en la parroquia Spinetti Dini del municipio Libertador del estado Mérida, recibieron una llamada a su puerta cerca de las tres de la tarde. Se trataba de un miembro del consejo comunal que funciona en el sector, informando que venderían perniles a precio regulado en las adyacencias del Centro de Convenciones Mucumbarila, ente dependiente de la gobernación del estado Mérida.

Un vecino de Pueblo Nuevo, que prefiere no ser identificado, llegó al Centro de Convenciones Mucumbarila alrededor de las cinco de la tarde de ese día, con la intención comprar el pernil para la cena de fin de año. Al llegar al lugar se sorprendió al notar que la venta se organizó detrás del Centro de Convenciones y no en frente, en donde hay estacionamiento, tampoco en los más cómodos estacionamientos de CORPOANDES que están al cruzar la vía de entrada que da acceso a las instituciones que funcionan allí. En vez de eso, varias filas de ciudadanos estaban organizadas detrás del edificio Mucumbarila en un área verde enmontada de maleza y que colinda con las márgenes del río Albarregas, a merced de los insectos y otros animales que suelen habitar en el monte.  El vecino en cuestión conversando con otros presentes supo que también fueron convocados habitantes de las comunidades: Santa Ana, Las Casitas, Simón Bolívar y La Milagrosa.

Había un “personal encargado” sin identificación alguna que coordinaban la organización de las filas, tenían un listado con los nombres de los vecinos de cada sector y realizaban las ventas. Al principio el intercambio ocurría muy lentamente, una persona salía con su pernil cada 20 o 25 minutos ya que el proceso requería: corroborar que el nombre de la persona estaba en los listados, pago con dinero en efectivo, que se contaba dos veces, y luego sí se pasaba a otra cola a retirar la pieza.

Siendo el 31 de diciembre y cayendo la noche luego de las seis de la tarde el vecino mencionado consideró abandonar la cola pero mientras lo pensaba se acercó una camioneta de carga pesada, sin identificación oficial, con más cajas de perniles. Los ciudadanos en cola procurando agilizar su compra ayudaron a los “encargados” con la descarga de las cajas, cada una contenía dos perniles. Siendo las 6.45 p.m. los “encargados” informaron que todos los perniles costarían igual: DIEZ MIL DOSCIENTOS BOLÍVARES (Bs. 10.200) y que todos debían preparar su pago completo para agilizar el proceso ya que muchas personas estaban en cola.

Cayó la noche y no estaba previsto ningún mecanismo de alumbrado, a esto se sumó el cansancio por la espera, los insectos y la maleza incomodando a los presentes, algunas linternas de teléfonos celulares permitieron las búsquedas en los listados y las transacciones. Se observó que varios compradores llevaron más de una pieza de pernil. Media hora de espera adicional y el vecino logró realizar la compra, cargó con su pernil de 11,2 kilogramos, caminó entre la maleza, observó que una cava se abría para sacar más perniles y salió  a la calle a tomar un taxi a casa, ya la familia disfrutaría el pernil en el año nuevo.

Al día siguiente el vecino corroboró en las noticias que el precio establecido por el gobierno para la venta de pernil es de Bs. 850 el kilo. El pernil adquirido estaba envasado al vacío en una bolsa de plástico transparente con identificación del Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, con indicación de su peso:  11, 2 Kg; fecha de embalaje: octubre 2016 y textos explicativos en portugués, lo que indica que el producto era importado.  Así las cosas, verificó que el precio que debió pagar por el pernil que le tocó era de NUEVE MIL QUINIENTOS VEINTE BOLÍVARES (Bs. 9.520), por lo que hubo un sobreprecio de SEISCIENTOS OCHENTA BOLÍVARES (Bs. 680).

En la vorágine inflacionaria este monto luce insignificante, sin embargo, quedan las siguientes interrogantes:

  • ¿Por qué se convocó a la compra dos horas antes de realizarse? dejando sin posibilidad a quienes no tuvieran efectivo en casa en ese momento.
  • ¿Todas las piezas de pernil pesaban igual? Si algunas pesaban menos el diferencial del pago es mayor y al contrario. Suponiendo que compraron 200 personas se estima un diferencial a favor de los “encargados” de CIENTO TREINTA Y SEIS MIL BOLÍVARES, pero pudo haber más compradores.
  • ¿Por qué se procuró realizar la venta en un espacio escondido, el último día del año, exponiendo a los ciudadanos a un ambiente hostil, a gastos de traslado más altos por ser un día festivo y en la noche?
  • ¿Cómo saber cuántas personas fueron beneficiadas, por qué estas comunidades sí, mientras otras se quedaron esperando y lo denunciaron en medios y redes sociales?
  • ¿Se permitía comprar más de una pieza como de hecho ocurrió?
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