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Rafael Ramírez,

rojo rojito

El expresidente de Pdvsa fue uno de los hombres de más confianza del fallecido mandatario Hugo Chávez. Pero la lealtad hacia el “comandante” no le valió para seguir en el poder junto a Nicolás Maduro. Con el tiempo, el llamado “Zar del petróleo” comenzó a hacer críticas a la gestión madurista y luego fue acusado oficialmente por presuntas irregularidades administrativas o hechos de corrupción. Sin embargo, hasta ahora no ha sido sancionado por ningún país, ni ha sido oficialmente develada su participación en alguno de los procesos activos en tribunales extranjeros

Ahiana Figueroa / Carlos Camacho

May 21, 2021

Transparencia Venezuela, mayo 2021.– En 2014 Rafael Ramírez pasó de las oficinas de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en La Campiña, Caracas, donde estuvo por 10 años, a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores frente a la plaza Bolívar de la ciudad capital. Es decir, pasó a estar más cerca del Palacio de Miraflores, pero evidentemente más alejado de la figura del presidente de la República, Nicolás Maduro.

Manejar la industria petrolera y contar con la confianza del fallecido mandatario Hugo Chávez le otorgó el poder que pocos tuvieron durante la era chavista. Se le llamó el “Zar del petróleo” y el “hombre fuerte del chavismo”. Comulgó totalmente con la idea de que el sector privado no debía participar en un área tan estratégica como la petrolera, principal fuente de divisas del país. Es muy probable que estas ideas fueran influenciadas por haber crecido en un hogar con tendencia izquierdista, por lo que apoyó y llevó a cabo un plan de expropiación y de estatización de todo el sector entre 2007 y 2012. Aunque a algunas empresas extranjeras se les permitió permanecer en el área, a otras se les sigue debiendo una indemnización.

“Rafael Ramírez es marxista, de familia marxista. Es de los que piensan que entre otras cosas hay que impedir que ‘el imperio se coja el país’, y de los dispuestos a pegarle fuego a los pozos para impedirlo y a terminar con lo que queda”, dijo el periodista y analista político, Luis García Mora, al referirse al exfuncionario.

Ramírez es un hombre notablemente alto. Quizás solo superado en estatura (y, ahora en poder) por su excompañero de gabinete y eventual jefe, Nicolás Maduro. En al menos dos oportunidades habló con los reporteros acerca de su afán por la actividad física, y afirmó haber practicado artes marciales, montañismo y escalada cuando estudiaba ingeniería en la Universidad de Los Andes, donde fue líder estudiantil, igual que otros dos conocidos chavistas como Tareck El Aissami y Hugbel Roa.

No fumaba. En la tierra de los excesos que era el chavismo originario, Ramírez destacaba tanto por su frugalidad como por su voz excesivamente queda, tan baja que muchas veces los grabadores de los periodistas no la registraban.

Fue famoso su discurso en la sede de la petrolera estatal previo a las elecciones presidenciales de 2006, en el que aseguró que la nueva Pdvsa era “roja rojita, de arriba a abajo”, haciendo alusión al color característico del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. Aquellas palabras las volvió a pronunciar frente a los trabajadores petroleros al término de una marcha para “defender a Pdvsa del imperialismo” ese mismo año. Aunque fue uno de los ministros con más tiempo en el gobierno chavista, eso no le bastó para continuar de la mano con el madurismo.

“Han dicho miles de historias. Que hay grupos entre nosotros. Todos somos chavistas y bolivarianos, aquí nadie tiene que explicar lo que es, porque lo hemos podido demostrar (…) La Pdvsa del comandante Chávez, la de la revolución, seguirá trabajando, apoyando al presidente Nicolás Maduro, apoyando a las misiones y al trabajo social”, afirmó Ramírez el 13 de agosto de 2014 al diario El Mundo Economía y Negocios en su última entrevista como vicepresidente del Área Económica. Diez días después fue sacado de la petrolera estatal para enviarlo a la Cancillería.

Durante la entrevista insistió en la necesidad de aumentar el precio de la gasolina y en su plan para estabilizar la economía. Cuestionó a dirigentes opositores, analistas y asesores de inversión internacionales por sus críticas a la política económica del chavismo, pero también intentó dar un mensaje a la nueva administración madurista acerca de la importancia de que él permaneciera en Pdvsa.

Pero al parecer era tarde, ya la decisión de Maduro de destituirlo del cargo era un hecho.

La tripleta

Ramírez lideró la industria petrolera después del paro de 2002-2003, cuando Chávez despidió a más de 20 mil empleados. Durante un discurso transmitido en cadena de radio y televisión, el entonces presidente de la República despidió a siete altos ejecutivos de la estatal y dio la jubilación temprana a otros 12, a quienes responsabilizó de la escalada del conflicto en la empresa. “Ya está bueno. Una élite de Pdvsa se ha pasado de la línea”, afirmó Chávez mientras sonaba un silbato a medida que nombraba a cada uno de los despedidos, una mujer embarazada entre ellos.

A Ramírez los precios del petróleo lo ayudaron por largo tiempo, pero el futuro de la empresa fue previsto por muchos analistas del sector. El llamado zar presidió sobre una debacle en cámara lenta que, al irse, se aceleró.

“Ramírez dirigió la mayor empresa del país, Pdvsa, durante 10 años, y ejecutó personalmente las políticas de Chávez, fracasadas pero que encarnaban sus ideas de acercar la industria petrolera al pueblo y repartirla. ‘Pagar la deuda social’ es su discurso ‘chavezdependiente’”, apuntó Luis García Mora.

Fue el presidente de Pdvsa mientras los precios del petróleo registraron su pico más alto de la historia económica del país, al alcanzar los 114 dólares el barril en 2014. También fue el primero en ostentar simultáneamente el puesto de ministro de Petróleo. Por primera vez el supervisado y el fiscalizador eran la misma persona. Cobraba y se daba el vuelto.

Pero su poder escaló y pasó a ocupar un tercer cargo al ser designado vicepresidente económico en abril de 2013, puesto en el cual se desempeñó durante casi un año. Algunos compañeros de partido pudieron decir que fue la “tripleta perfecta”.

Con el chavismo, Pdvsa perdió la autonomía que una vez tuvo y tanto la estatal como el gobierno se convirtieron en uno solo.

A juicio de Fernando Spiritto, politólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, el sistema político impuesto por el chavismo calificado como “antiliberal” dio vida a personajes como Ramírez. Ese sistema se manifestó en una concentración exacerbada del poder en manos del líder, en la confusión Estado-partido que no otorga representación a toda la sociedad y en la ausencia de la separación de poderes.

“El caso Ramírez es una muestra de los principales aspectos que contribuyeron al desastre actual. Es un microcosmos de lo que significó el fracaso económico y político del chavismo y el madurismo. Una de las cosas que ha caracterizado al chavismo es que las personas que ocupan puestos políticos administrativos también se desdoblan en funcionarios del partido. Es decir, no hay una separación entre el partido y el Estado. Hay rechazo hacia la meritocracia y la lealtad política es lo que cuenta”, explicó.

Ramírez propuso el Plan de Siembra Petrolera con el cual fijó la meta de elevar la producción a 6 millones de barriles diarios (b/d) de crudo para los siguientes años, pero lo que ocurrió fue lo contrario. En 2021 Venezuela apenas produce unos 700.000 b/d, según reportes de la OPEP. El Estado se quedó además con todos los servicios petroleros (antes administrados por el sector privado), entre ellos el de transporte y construcción de infraestructura.

«Pdvsa sería una gran corporación, la mejor del mundo», dijo Ramírez

Afirmó que se construirían tanqueros, pero nunca sucedió. Uno de sus proyectos era la construcción de 18 buques para incorporarlos a la flota nacional, pero luego de la inversión de USD 3.800 millones se conoció que solo un tanquero fue terminado, mientras otros tres quedaron en astilleros extranjeros, según la investigación “Pdvsa, un mar de irregularidades” publicado por la Alianza Rebelde Investiga y Connectas. Al final Pdvsa tuvo que alquilar otras embarcaciones para continuar con el transporte del crudo en aguas internacionales, lo que aumentó los costos de la empresa.

Ramírez permitió que se generaran vínculos con países con poca tradición comercial y petrolera, como son China, Rusia, Bielorrusia e Irán. El objetivo era diversificar las exportaciones que en su mayoría (1,5 millones de b/d) se destinaban a Estados Unidos. Dejó también que buena parte de los ingresos de Pdvsa se desviaran hacia un instrumento manejado casi exclusivamente por Chávez y por el propio Ramírez y, que significó un presupuesto paralelo sin fiscalización ni contraloría: el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), el cual contó con más de USD 140.000 millones, de los cuales un poco más de USD 90.000 millones fueron aportados por la petrolera.

Un total de 15 misiones —programas de entrega de recursos creados por Chávez— fueron financiadas por Pdvsa en la era de Ramírez. Muchos de estos proyectos nada tenían que ver con el negocio petrolero, como la Misión Árbol y años más tarde, debido a la disminución de los ingresos petroleros, la estatal se vio obligada a reducir sus aportes y eliminarles el financiamiento a varias.

Durante su gestión, Ramírez fue el artífice de cientos de convenios internacionales, entre ellos los suscritos con China y Rusia, que por primera vez contemplaron la entrega de petróleo como pago de deuda. También apoyó el acuerdo de Petrocaribe, a través del cual Venezuela financió la venta de barriles de crudo en condiciones muy desfavorables para el país, dio dos años de gracia, tasas de interés muy bajas y aceptó pagos en especies, como granos, pantalones y cambures.

Una reforma a la Ley de Contrataciones Públicas permitió que miles de contratos se adjudicaran directamente. Esto ocurrió en toda la administración estatal venezolana y especialmente en Pdvsa, donde la mayoría de los contratos debían ser revisados directamente por Ramírez y aprobados finalmente por Chávez. “Es probable que algunos acuerdos suscritos entre gobiernos no estuvieran al alcance de Ramírez, pero en lo que respecta a materia petrolera sí”, afirmó una fuente que trabajó en la industria y que prefirió mantener su nombre en reserva.

En su gestión también llevó a cabo la venta de importantes infraestructuras de Pdvsa en el exterior, como las refinerías ubicadas en Europa, América Latina y EE UU, así como oleoductos, puertos de agua profundas, terminales, entre otros. Todo ello sin informar públicamente cómo y dónde fueron reinvertidos esos recursos en la industria.

“El hecho de que el chavismo-madurismo haya rechazado la meritocracia durante la totalidad de su mandato, influyó en que no se haya contado con el recurso humano necesario para el país. Siempre se caracterizaron por contratar a personas que tenían como mérito su lealtad al partido y al líder. Ramírez fue una especie de excepción, porque una vez que Pdvsa fue ´depurada´ por Chávez, ya él contaba con una experiencia en la industria, especialmente en el área gasífera, y tenía conocimientos del negocio. Por lo tanto, supo concentrar el conocimiento técnico con la habilidad política”, acotó Fernando Spiritto.

Agregó que Ramírez fue básicamente un operador político, es decir, una persona que puso todo su conocimiento al servicio del objetivo político básico del chavismo, que es concentrar el poder sin importar el costo. Fue un operador muy hábil. Supo moverse muy bien en las esferas del poder, conjugaba la lealtad y el conocimiento técnico que hicieron que Chávez se fijara en él y le depositara tanta confianza. Pero eso tuvo consecuencias, apuntó el politólogo.

“Cuando estos individuos pasan mucho tiempo en el poder se acostumbran al estatus, le tienen miedo al cambio, son defensores del status quo, algo muy humano en política. Ramírez puso a Pdvsa de manera incondicional al servicio de los objetivos políticos del régimen para financiar a un Estado populista, al derroche, al consumo, los subsidios generalizados; supo canalizar suficientes recursos desde Pdvsa hacia el gobierno de Chávez para que éste impusiera su agenda clientelar-populista. Por eso se mantuvo en el poder durante tanto tiempo”, dijo.

RR. disidente

Tras pasar 10 años en la presidencia de Pdvsa (2004 al 2014), 12 años en el Ministerio de Energía y Petróleo (2002 al 2014) y un año como vicepresidente del Consejo de Ministros para el Área Económica (2013), Ramírez fue designado a un cargo totalmente opuesto a lo que venía haciendo. En 2014 el mandatario Nicolás Maduro lo designó ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela.

Durante un acto transmitido en cadena nacional, Maduro habló de una “nueva fase de la revolución” que ameritaba la reestructuración de su gabinete. Agradeció a Ramírez su trabajo al frente del Ministerio de Petróleo y de Pdvsa y anunció su nuevo cargo. Desde entonces era previsible la salida del “zar petrolero” de la administración madurista.

Los indicios de la ruptura se hicieron más visibles cuando Maduro envió a Ramírez a Estados Unidos, a miles de kilómetros del país, para ser embajador de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas. El anuncio fue a través de su cuenta en la red social Twitter: “Vamos con la visión bolivariana de Chávez a cumplir nuestra tarea de defender el derecho a la paz y la soberanía de los pueblos en el mundo… por eso he designado al compañero Rafael Ramírez para que asuma directamente como embajador de nuestra patria en Nueva York ante la ONU”.

De acuerdo con lo que han señalado algunos voceros, a Ramírez “se le subió la permanencia en el cargo o el puesto a la cabeza”, y tal vez intentó ser el rival de Maduro.

 

“Esto es imposible entre los chavistas, porque el líder máximo se respeta. Esto significó que lo excluyeran del gobierno y eventualmente fuera enviado al exilio”, acotó Spiritto.

Es así como a finales de 2017, y luego de que el propio Ramírez instara al gobierno a una “profunda revisión”, anunció su salida de la ONU a través de Twitter. “Debo informar que ayer, 4 de diciembre de 2017, he renunciado, a solicitud del presidente de la República, a mi cargo como Embajador Permanente de Venezuela ante la ONU. Se me ha removido por mis opiniones. Me mantendré, pase lo que pase, leal al Comandante Chávez”. Acto seguido, el paradero de Ramírez se convirtió en misterio.

Luego de un año en silencio, Ramírez empezó con marcado ímpetu a criticar la gestión madurista a través de columnas de opinión publicadas por varios portales. Pero esto no fue suficiente y decidió abrir su propia página web que lleva las siglas de su nombre como marca: RR. Tiempo después saldría con su propio canal de YouTube. Se ha convertido ahora en uno de los principales críticos de Maduro.

Siempre culpó de los males de la industria petrolera a saboteadores, a la corrupción “de otros” y luego, a los malos gerentes designados por Maduro. Muy pero muy pocas veces, admite que una buena parte de la culpa de la actual crisis de la empresa estatal se origina de la política petrolera que se impuso durante la presidencia de Chávez.

García Mora considera que Ramírez tiene “la llave del testamento de Chávez”. Es decir, “un pozo de informaciones internas del madurismo más grueso que el Sebin”, pero no la puede usar porque cualquier cosa que revele podría afectarlo a él también.

Con un tono pausado, respetuoso y amable, Ramírez argumenta y se defiende con mucha convicción cuando se le interpela; por momentos llega a convencer de que, a pesar de haber estado en estos altos cargos durante años, no tiene responsabilidad en la debacle de Pdvsa ni de los hechos irregulares que se cometieron. Muchos lo consideran un hombre cínico, otros piensan que es un ser alienado cuando expresa: “Pdvsa está en ruinas porque no me dejaron continuar con el plan de soberanía petrolera”.

No obstante, Ramírez fue señalado en un presunto esquema de corrupción y de sobornos que podría haberle costado a Venezuela unos USD 4.500 millones. Varios medios señalaron que el máximo tribunal de Suiza entregó en 2020 a EE UU documentos bancarios relacionados a ese esquema en el cual también están siendo señalados los banqueros Luis Oberto e Ignacio Oberto, el empresario Alejandro Betancourt y su primo Francisco Convit, además del exviceministro de Energía, Nervis Villalobos. Todo ello habría ocurrido durante el período 2012 – 2014.

En octubre de 2016, cuando la Asamblea Nacional preparaba el informe final inculpatorio de los hechos de corrupción por USD 11.000 millones durante la gestión de Ramírez en Pdvsa, el Tribunal Supremo de Justicia dejó sin efecto el trabajo parlamentario referido a esos casos. La magistrada Gladys Gutiérrez firmó la sentencia con la cual ordenó proteger al entonces embajador de Venezuela en las Naciones Unidas y suspendió los efectos de la investigación al alegar que “solo evidencia el interés de afectar la reputación del Estado, con intenciones meramente político-partidistas e, inclusive, individualistas”.

En su momento, el diputado Freddy Guevara, presidente de la Comisión de Contraloría de la AN, argumentó que Ramírez debía explicar muchas cosas. “Qué hizo con todo el dinero que le ingresó a Pdvsa, cómo es que no tiene conocimientos de casos tan graves como el de Pdval, cómo es que pasó el robo de los taladros chinos en donde hubo sobreprecio; es decir, de cada uno de los casos en los cuales hay suficientes pruebas de que Rafael Ramírez es el responsable directa o indirectamente del desfalco de más de 11.000 millones de dólares en la industria”, refirió el parlamentario.

Ramírez se escudó en la sentencia del TSJ y optó por no hacer comentarios sobre la investigación en su contra. Sin embargo, en 2019 afirmó que el diputado Guevara le exigió tres millones de dólares para cerrar su caso. “Por supuesto que me negué a la extorsión que pretendía hacer Guevara con mi caso. Mandó un emisario con un mensaje de una propuesta para ‘resolverlo’, previo pago de tres millones de dólares. Infames”.

En 2018 Ramírez fue demandado ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Sur de Texas por la empresa Harvest Natural Resources, dedicada a la adquisición, desarrollo, producción y disposición de propiedades de petróleo y gas natural. La firma alegó que Ramírez estuvo detrás de USD 10 millones en fraudes y sobornos para evitar la venta de sus activos en territorio venezolano. Sin embargo, la demanda fue retirada en agosto de 2020 por la empresa, luego de haberse declarado improcedente la sentencia dictada en primera instancia contra Ramírez, debido a su alegato de que no se le había notificado adecuadamente y que en consecuencia no pudo defenderse.

“La obsesión de Maduro”

Ramírez es blanco de opositores, de maduristas y de uno que otro exfuncionario chavista. En Venezuela, Tarek William Saab, el fiscal general designado por la cuestionada Constituyente, lo acusó en 2017 de ser el “autor intelectual” en los presuntos delitos de peculado doloso, legitimación de capitales, lavado de dinero y asociación para delinquir que involucran un desfalco por USD 4.800 millones en Pdvsa. También fue vinculado a otros casos.

Saab afirmó que, de acuerdo con las pesquisas, la Oficina de Mercadeo y Política Petrolera, una filial de Pdvsa con sede en Viena, modificó entre 2009 y 2015 “los datos correspondientes a las estimaciones del valor real para la comercialización del crudo” que ofrecía una empresa especializada en esos cálculos “para favorecer a particulares y empresas que realizaban las transacciones de compraventa del crudo con Pdvsa”.

El otrora hombre fuerte del chavismo respondió de manera inmediata que estas acusaciones provienen desde el más alto gobierno. “Lo que tiene conmigo es una obsesión, pero en realidad lo que le pasa a Maduro es que el fantasma de Hugo Chávez lo tiene atormentado, porque ha hecho lo contrario a lo que Chávez quiso para el país. Maduro ha destruido la patria”, dijo en una entrevista al diario TalCual en enero de 2019, al tiempo de señalar que se arrepintió de haber votado por Maduro en 2013.

Maduro ripostó luego en una alocución televisada: “Rafael Ramírez, este bandido, multimillonario, vive en un palacete en Italia. Más temprano que tarde la justicia llegará y le pondremos los ganchos a este ladrón, a este traidor. Ustedes verán, sé lo que digo”.

Pero muchos funcionarios de su entorno y algunos de sus familiares han sido acusados de hechos irregulares tanto en Venezuela como en el exterior, entre ellos su propio hermano Fidel Ramírez y su primo Diego Salazar.

La Asamblea Nacional identificó a Ramírez como el responsable directo o indirecto del desfalco de USD 11.000 millones en el país. Dos de sus tres principales asesores, Eulogio Del Pino y Pedro León están detenidos en Venezuela, mientras que Nelson Martínez murió en la cárcel. Con ellos ha sido acusado y arrestado un gran número de vicepresidentes, directores, gerentes y presidentes de empresas mixtas que trabajaron de la mano con Ramírez.

Tres años después de que Tarek William Saab anunció que solicitaría a Interpol una alerta roja por Ramírez, en febrero de este año el TSJ pidió a España y a Italia su extradición, pero se sospecha que no está en ninguno de esos países sino en Portugal.

Hasta ahora ningún país ha develado su participación en alguna de las irregularidades investigadas. Ramírez tampoco ha ingresado a la lista de sancionados de Estados Unidos, Canadá o la Unión Europea. ¿Cuál será su As bajo la manga?

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