CAPÍTULO 2

PRODUCCIÓN DE ORO
Y NIVEL DEL CONTRABANDO

Las regulaciones
se siguen incumpliendo

Desde el 16 de septiembre de 2011, el mismo día que Hugo Chávez firmó el Decreto No. 8.413 con Rango, Valor y Fuerza de Ley que Reserva al Estado las Actividades de Exploración y Explotación del Oro, quedó establecido que las acciones a las que se refiere el instrumento solo podían ser ejercidas por organismos estatales o empresas mixtas en las que el Estado tuviera la mayoría accionaria (más de 55%).

En el texto de nacionalización del sector aurífero también se acordó que todo el oro que se obtuviera como consecuencia de cualquier actividad minera en el territorio nacional, obligatoriamente debía ser vendido y entregado a la República Bolivariana de Venezuela o los entes que ésta designara, los cuales ejercerían el monopolio de la comercialización.

Este decreto ley y los convenios que derivaron de él fueron reformados en varias ocasiones hasta que, el 30 de diciembre de 2015, a escasos dos meses de la creación del Arco Minero del Orinoco, el mandatario Nicolás Maduro aprobó vía habilitante el Decreto No. 2.165 con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica que Reserva al Estado las Actividades de Exploración y Explotación del Oro y Demás Minerales Estratégicos que rige actualmente.

PRODUCCIÓN DE ORO Y NIVEL DEL CONTRABANDO

La ley agrega que, de las cantidades de oro y otros minerales estratégicos extraídos de cualquier yacimiento, el Estado tiene derecho a una participación mínima de 3% hasta un máximo de 13%, como regalía sobre el valor del producto final del mineral, el cual será establecido por el Ejecutivo Nacional, y podrá ser exigida por el Ejecutivo Nacional a las personas que desarrollen actividades primarias, en dinero o en especie, Art. 27.

En el instrumento se refuerza que: el oro y demás minerales estratégicos que se obtengan como consecuencia de cualquier actividad minera en el territorio nacional, serán de obligatoria venta y entrega al Banco Central de Venezuela. El BCV podrá autorizar la venta y/o entrega de cada mineral a una entidad distinta, Art. 31.

Además, con la ley se creó el Registro Único Minero, adscrito al Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de minería, que tiene como función la administración y gestión de información, seguimiento y control de las personas naturales y jurídicas de carácter público o privado que desarrollen dichas actividades reservadas; y el Fondo Social Minero, que tiene por finalidad garantizar los recursos para el desarrollo social de las comunidades aledañas a las áreas destinadas al ejercicio de las actividades mineras y cuyos ingresos garantizarían y protegerían la seguridad social de los trabajadores y trabajadoras mineras del oro y otros minerales estratégicos, y el fortalecimiento del conocimiento en las actividades de la minería y cuidado del medio ambiente, Art. 41 y 42.

En 2015 Nicolás Maduro aprobó el Decreto de Ley Orgánica que Reserva al Estado las Actividades de Exploración y Explotación del Oro y Demás Minerales Estratégicos. Foto Prensa Presidencial

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Después de la entrada en vigencia de la ley se han aprobado una serie de reglamentos y convenios, entre los que se encuentra el mismo decreto de creación del Arco Minero del Orinoco, previamente descrito, así como actas constitutivas de empresas mixtas, modificaciones de las áreas de explotación entre otros.

Asimismo, el 05 de agosto de 2016 se aprobó el Decreto No. 2.412, que prohíbe “el uso, tenencia, almacenamiento y transporte del mercurio (Hg) como método de obtención o tratamiento del oro y cualquier otro mineral metálico o no metálico” en el país. Pero el mercurio fluye entre mineros, molinos, ríos y tierras de Bolívar aun cuando el único que lo importa es el Estado.

Más recientemente, el 10 de febrero de 2021, el BCV publicó la resolución No. 21-01-04 con una actualización de las Normas Sobre el Régimen de Comercialización Externa de Oro, que insiste en que los sujetos que desarrollen actividades mineras en el territorio nacional deberán ofrecer en venta al BCV el oro que obtengan, no obstante, añade que el instituto emisor podrá declinar la adquisición del oro ofrecido en venta, total o parcialmente, por razones de oportunidad, mérito y conveniencia. En este caso, los sujetos que se encuentren interesados en exportar el oro podrán hacerlo si el BCV lo autoriza.

Pese a todas estas restricciones legales, la información recabada de manera independiente confirma que la mayor parte del oro que se extrae en Venezuela no cumple ninguna de las reglas.

La visita a minas ubicadas en los municipios auríferos del estado Bolívar a inicios de 2022 deja en evidencia que muchos de los mineros que se encargan de las primeras etapas del proceso no están inscritos en el Registro Único Minero, no gozan de ningún beneficio por parte del Estado y tienen que trabajar hasta 72 horas continuas sin las adecuadas medidas de protección. En los pequeños molinos que hay en la zona se sigue procesando el material aurífero con mercurio y la mayor parte del oro es sacado de Venezuela por las vías ilegales.

Muchos de los mineros no están inscritos en el RUM. El Callao. Foto Transparencia Venezuela
Los mineros no gozan de beneficios laborales. Foto Transparencia Venezuela

El oro se pierde
por contrabando

La opacidad que ha marcado el negocio del oro en Venezuela hace que a siete años de la creación del Arco Minero del Orinoco, sea muy complejo precisar las toneladas de minerales que se están explotando anualmente. Pese a que las estadísticas internacionales contribuyen a estimar cuánto material sale legalmente de Venezuela, es muy difícil saber con exactitud cuánto es realmente lo que está extrayendo de los yacimientos auríferos, cuánto de eso llega a los canales regulares (centralizados) y cuánto sale del país por contrabando (flujos dispersos, como identificó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE- en su último informe sobre los flujos ilícitos del oro en Venezuela).

El último reporte oficial del Banco Central de Venezuela, encargado de la custodia del oro y de autorizar su comercialización, data del año 2018, cuando registró en sus estadísticas la compra interna de 9,72 toneladas de oro provenientes del Arco Minero del Orinoco.

Por su parte, la Oficina Estratégica de Seguimiento y Evaluación de Políticas Públicas del Despacho del Viceministerio de Exploración e Inversión Ecominera, afirmó que en 2018 el Arco Minero del Orinoco produjo 35 toneladas de oro. La instancia anunció que, al cierre de ese año, fueron entregadas al BCV 10,5 toneladas que representan 30% de la producción anual. El 70% restante (24,5 toneladas), saldría de contrabando del país, según el mismo ente. La cifra del mercado ilícito coincide con las estimaciones realizadas previamente por Transparencia Venezuela y con la información recabada para este informe.

Algunos anuncios oficiales permiten tener una idea de cuál es el potencial de explotación de oro en el Arco Minero del Orinoco y el nivel del contrabando. En 2018, el Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico (Mindeminec) anunció que ese año serían entregadas 24 toneladas al BCV. Al año siguiente, en ocasión del lanzamiento del Plan Nacional Motor Minero 2019-2025, Nicolás Maduro asomó que la meta de producción sería de 80 toneladas anuales. El mandatario se basó en las cifras del programa que proyectaba que el Arco Minero estaría produciendo 45 toneladas anuales en 2022 y 80 toneladas en 2025, es decir, al cierre del período trazado.

El informe de la OCDE 2021, que reconoce las extremas dificultades para calcular la producción de oro en Venezuela, estima que la capacidad de procesamiento pueda llegar a 75 toneladas al año, cantidad que en julio de 2021 alcanzaría el valor en mercado de USD 4.400 millones. Pero la investigación realizada para este informe, que incluye las entrevistas a fuentes cercanas al Ministerio de Economía, Finanzas y Comercio Exterior, sugieren que la producción real en Venezuela se ubica actualmente entre un tercio y la mitad de ese monto, es decir, entre 25 y 37,5 toneladas de oro al año.

Las cifras del Consejo Mundial del Oro (World Gold Council), coinciden con el rango de la OCDE y la información recabada. En este sentido, Venezuela aumentó la producción de oro 45,22% en cuestión de cuatro años: pasó de recuperar 23 toneladas en 2016 (año de creación del Arco Minero del Orinoco) a 33,4 toneladas en 2020.

Es importante destacar que la diferencia entre el potencial de explotación y la producción real se debe, entre otras cosas, a que la minería a gran escala en el Arco Minero aún no ha terminado de desarrollarse.

Las fuentes vinculadas con el ministerio agregan que solo alrededor de 25% del oro que se está extrayendo llega al BCV (es decir, entre 7,5 y 9 ton/año o entre USD 500 y 580 millones), el instituto emisor posteriormente comercializa ese material con traders o intermediarios; aproximadamente 30% puede quedar en manos de organizaciones criminales irregulares con control territorial en el Arco Minero del Orinoco (entre 9 y 11 ton/año o USD 600 y 705 millones/año) y el resto se destina a transacciones realizadas por funcionarios corruptos (entre 13.5 y 17 ton/año o USD 870 y 1.100 millones/año).

ES DECIR, QUE ACTUALMENTE EL
CONTRABANDO DE ORO EJERCIDO POR
GRUPOS IRREGULARES Y CORRUPTOS
GENERA RENTAS ANUALES
DE ENTRE USD 1.500 MILLONES
Y USD 1.700 MILLONES.

Fuente: Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico

Las etapas de producción,
sus actores y las vías de desangre

El municipio venezolano que más se asocia con la producción aurífera es El Callao, ubicado a poco más de 290 kilómetros de distancia de Ciudad Bolívar, capital del estado Bolívar. A mediados del siglo XIX un grupo de indígenas consiguió oro en la zona y nació una tradición de exploración y explotación del mineral que se ha mantenido hasta la actualidad, pero que se ha ido degradando en la última década, de acuerdo con los testimonios de sus propios habitantes.

En las minas de El Callao se producen mensualmente alrededor de 3.000 kilos de oro, según cálculos de la alcaldía de esa jurisdicción. Aunque no hay certeza sobre el porcentaje de ese oro que sigue las vías regulares y la cantidad que es contrabandeado por los diferentes actores que participan en la actividad, el recorrido a las minas de El Callao permite conocer cómo se desarrolla la pequeña y mediana minería, sus principales actores, así como las fases en las que se va fugando el oro.

“Los mal llamados mineros ilegales”

Dos grandes esculturas de mujeres de tez oscura, ataviadas de voluminosos vestidos, collares y sombreros dan la bienvenida a quienes visitan El Callao. A los pies de las figuras de las Madamas, que representan un homenaje a las matronas de origen africano y que son símbolo de los Carnavales de El Callao, se empiezan a ver grupos de hombres y mujeres que emprenden su camino hacia las minas del pueblo.

Unos metros más adentro, en la plaza Bolívar de El Callao y en las calles circundantes también es posible encontrar personas que cargan con bateas de madera, picos, palas, linternas y sacos de plástico. La mayoría de los mineros no están inscritos en el Registro Único Minero ni integran las nóminas de ninguna empresa. No cumplen con estándares de seguridad personal o ambiental y llegan a sacar oro en zonas que no han sido autorizadas para tal fin. No obstante, representan una pieza esencial en las primeras etapas de la producción minera tanto en esa zona como en los demás pueblos del sur.

“Nosotros no somos mineros ilegales”, dice una de las habitantes de Chile, una zona al suroccidente de El Callao en la que hay centenares de huecos de donde se extrae oro a todas horas. No hace falta alejarse mucho del patio de su casa para conseguir diferentes tipos de minas con cientos de mineros artesanales de distintas edades. Pero al lugar no se puede llegar fácilmente, primero hay que notificar a las bandas que controlan El Perú para contar con su autorización.

Después de descender por unos improvisados caminos de tierra, rodeados por la vegetación propia de la zona, se comienzan a ver las minas. Las primeras que se encuentran son las verticales, unos barrancos estrechos que pueden llegar a superar los 50 metros de profundidad sin luz ni sistemas de ventilación, en los que se hunden los mineros para desprender las rocas que presumiblemente contienen oro. Para bajar y subir con el material usan un winche manual o eléctrico al que se refieren también como “machina” (proveniente de la palabra machine en inglés). Las piedras que extraen son vaciadas posteriormente en sacos que trasladan a molinos para sacarles el oro. 

“Este barranco tiene como 23 metros de profundidad, cuando llegas abajo hay una galería a la derecha que tiene otros 10 metros, y una a la izquierda que son 15 metros más. Lo construyeron ellos mismos, usaron madera para ‘entibar’ a medida que iban excavando, con eso evitan que se les caiga encima”, dice una mujer sentada en la boca de la mina mientras espera cualquier señal de los mineros para ayudarlos a salir. “Cuando lo comenzaron a hacer tuvieron que meter una manguera conectada a un ventilador para que entrara oxígeno, pero ya no les hace falta, no sabemos por dónde pero allá abajo les llega oxígeno y ahí pueden pasar todo el día trabajando”, añade. En los medios locales se reporta con frecuencia la ocurrencia de derrumbes que dejan tapiados a los mineros que operan en minas similares a esta.

Cerca de los barrancos también se encuentran zonas en las que se practica la minería en “flor”, son grandes extensiones de tierra en las que se van cavando amplios huecos a cielo abierto. Allí se meten los mineros para palear el material que luego arrojan en sacos para su posterior procesamiento.

“Lo primero que uno hace es echar un poquito de tierra en una samplera (puede ser una pequeña batea y hasta una pala) y la vas lavando con agua, depende de lo que quede en la parte de abajo sabes si esa tierra paga o no paga. Pero ya uno más o menos sabe dónde vale la pena sacar y dónde no”, narra otra minera, cercana a los 50 años de edad, que se fue a trabajar a la zona desde hace año y medio empujada por la necesidad económica. No lleva puesto un casco ni guantes, solo usa una camisa, un pantalón desgastado y unas sandalias de plástico rotas.

A escasos cuatro kilómetros de distancia se hallan mineros practicando la minería de aluvión en una pequeña laguna. Para este procedimiento, los mineros se sientan en la orilla, echan agua un poco de material aurífero en las bateas de madera, que ponen sobre el agua y entre sus piernas y con movimientos giratorios realizan el rítmico proceso que permite separar de la tierra las partículas de oro, que se van al fondo. Después se detienen a revisar si el trabajo rindió frutos.

De acuerdo con los testimonios recabados, para que puedan hacer su trabajo, los mineros están obligados a entregar porcentajes del oro que extraen a los distintos actores que controlan las minas. A los grupos criminales deben dejarles desde 10% de la producción, mientras que a los dueños de los molinos en los que procesan el material les entregan 10%, 20% o más.

“Aquí no se habla mucho de eso, no cae bien la gente que pregunta de más. Por todos lados hay personas del sistema (banda criminal) escuchando lo que uno dice. Puede ser un niño de 13 años de edad, o un tipo de 30 años”, añade una de las fuentes entrevistadas.

Para un minero o minera unas gramas al mes les compensa el esfuerzo y el riesgo al que se someten diariamente. Con eso y un “rebusque”, vendiendo o arreglando algo van viviendo, mientras, mantienen la esperanza de que llegue el día en que encuentren la veta que cambiará su vida.

El paso por los molinos

Los sacos con el material aurífero extraído por los mineros artesanales, así como el material que es recolectado con el uso de explosivos y maquinarias, deben ser llevados posteriormente a molinos donde se realiza la primera fase de recuperación del oro que contiene el material bruto.

Poco después de la creación del Arco Minero del Orinoco empezaron a proliferar los molinos en El Callao, así como en las demás poblaciones auríferas del sur del estado Bolívar. Al interior de ellos el ruido producido por las máquinas es ensordecedor, pero sobre sus propietarios y los niveles de producción abunda el silencio.

Trabajo en los molinos. El Callao. Fotos Transparencia Venezuela


EN LOS MOLINOS SE DEBEN SEGUIR
VARIOS PROCESOS PARA EXTRAER EL ORO

HASTA USD 15.000
POR TRIMESTRE PAGAN
LOS MOLINOS COMO VACUNA A
GRUPOS CRIMINALES

De la cantidad de oro que recuperan, los mineros deben dejar un porcentaje a los dueños de los molinos (suele oscilar entre 10% y 20%). “Realmente no hay una cifra exacta sobre lo que tienen que entregar los mineros en los molinos. El porcentaje se establece después de moler el material y tener el oro en la mano. Si lo que resultó fue muy poco, el porcentaje que se les quita es más bajo. Pero si la molienda dejó mucho oro el porcentaje que tienen que pagar es más alto”, dice una mujer de 20 años de edad que trabajó en la administración de un molino en El Callao.

Los administradores de los molinos también deben pagar una “vacuna”, suerte de impuesto, a el sistema (los grupos criminales) que les permitan operar. Una de las fuentes entrevistadas para este informe en febrero de 2022 detalló que en el molino en el que trabaja tienen que pagar 300 gramas de oro (o gramos de oro) cada tres meses a los grupos irregulares. Para esa fecha un gramo de oro equivalía a USD 49 dólares, es decir, que solo por ese establecimiento las organizaciones criminales perciben cerca de USD 15.000 cada trimestre. Y hay miles de molinos.

“Además de lo que se les da a los grupos irregulares para que dejen trabajar, también se saca un porcentaje para todo lo administrativo, entre lo que se incluye el pago al personal y la compra del material para trabajar, como el azogue (mercurio) que es bien caro”, afirma el trabajador de un molino en El Callao.

Las plantas de procesamiento.
De empresas mixtas a alianzas estratégicas

La empresa estatal Compañía General de Minería de Venezuela, C.A, (Minerven), creada en la década de los 70 era la encargada de extraer oro en sus propias minas o captar el material de mineros artesanales para procesarlo industrialmente y canalizarlo por las vías regulares y con los materiales autorizados para tal fin. No obstante, los reportes internos de la empresa dan cuenta de su colapso.

Ya en 2019, Minerven operaba por debajo de 10% de su capacidad instalada y sus plantas estaban abandonadas, cubiertas por agua, desmanteladas e invadidas por grupos criminales, de acuerdo con testimonios de sus trabajadores que declararon con la condición de mantener sus nombres en reserva por temor a represalias. La situación no mejoró pese a que sus funciones pasaron a ser ejercidas por la empresa mixta Mibiturven, que está conformada por la misma Minerven y por Marilyns Proje Yatirim, S.A, empresa turca vinculada al empresario colombiano, Álex Saab, preso en Estados Unidos acusado de corrupción.

Además de Mibiturven, con la creación del Arco Minero del Orinoco se anunció el surgimiento de otras empresas mixtas para la producción de oro que no terminaron de instalarse. Esta figura de asociación se fue dejando de lado, y para 2022 cobraron auge las “alianzas estratégicas” entre privados y entes del Estado para el procesamiento de oro.

Las alianzas se concentran fundamentalmente en plantas que recuperan el oro de las arenas auríferas con el uso de cianuro, carbón activado y cal. Aunque el cianuro está prohibido en varios países debido a los riesgos de contaminación del agua que implica, en Venezuela si está autorizado su uso. El más reciente informe de SOS Orinoco da detalles de cómo es el proceso de estas plantas de lixiviación.

Los responsables de las plantas de lixiviación, acuden a los pequeños molinos y les presentan propuestas para comprar sus arenas auríferas. Después de establecer los acuerdos envían sus transportes para retirar el material.

“En el molino lo primero que se hace es sacar el tenor del material (cantidad de oro por tonelada) y se define en cuánto se va a vender a la empresa”, dice uno de los trabajadores de un molino en El Perú, de El Callao.

“Aquí la gente identifica las empresas por el color de los camiones que utilizan para llevarse la arena, los de los camiones amarillos, los de los camiones rojos, y así. Cuando mucho se conoce el nombre de la planta, pero no se sabe mucho más allá de eso”, agrega otra de las mineras consultadas.

Sobre las empresas hay una gran opacidad. Aun con un rastreo riguroso a bases de datos y con un amplio trabajo de campo es muy difícil conseguir información sobre quiénes son sus dueños y beneficiarios reales, cómo lograron establecer las alianzas, quién firmó y aprobó estas alianzas, qué les exige el Estado a las empresas aliadas, si cuentan o no con experiencia minera, o cuánto capital se requiere. Tampoco hay certezas de la cantidad de oro que logran recuperar de las arenas auríferas ni de la cantidad de oro que reportan al Banco Central de Venezuela. Con estas alianzas el Estado logra recuperar oro, pero las fugas se siguen registrando.

De acuerdo con los testimonios recabados, la mayoría de la minería que desarrollan las alianzas estratégicas no cuenta con suficiente tecnología, procesos ecológicos ni sistemas de protección para los trabajadores. Apenas tienen mecanizados algunos de los procesamientos. Trabajadores que prefieren no ser identificados, describen cómo las empresas usan C4 u otros explosivos para “disparar” dos veces al día en cada mina. En turnos dobles de 11 am a 5 pm y de 5 pm a 11 pm, los trabajadores terminan de romper y seleccionar el material, y con retroexcavadoras llenan los camiones que llevan hasta los molinos o a las plantas de cianuración.

CÓMO SE FUGA EL ORO

LOS MINEROS DEBEN
ENTREGAR ENTRE 10% Y 30%
DE LOS SACOS QUE SACAN
A BANDAS CRIMINALES

NUEVAS ALIANZAS Y PLANTAS DE LIXIVIACIÓN. LAS MISMAS IRREGULARIDADES

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